jueves, 15 de junio de 2017

Siento que mi cuerpo no me pertenece.

No siento mi cuerpo como algo mío, siento que se lo han apropiado, que me lo han expropiado, que no se han apiadado y no se han arrepentido. Mi cuerpo ya no es mio, mi cuerpo me lo han arrebatado. Ya no puedo ser yo quien decida sobre él, ya solo deciden los demás. Ya no puedo vestirlo como guste, como me guste, sino como a ellos guste, o mejor, como no les guste. Si visto como gusto y a ellos les gusta, seré un objeto y no un sujeto. Si visto como me guste, sera mi decisión ligada a mis consecuencias. Si visto como me guste, podré animar la mirada de los hombres hacia mi cuerpo, que ya no es mi cuerpo, puesto que la finalidad ya no es decisión mía, sino si o si para consumo de otros. Me obligan a guardar una virginidad, sin dejarme decidir, quiera o no quiera, pues mi consecuencia será la impureza, el insulto, y el desprecio. Cuando al fin, llega la hora de deshacerme de esta virginidad, ha de hacerlo una persona de confianza, la cual es la que se la llevará consigo. La virginidad no forma parte de mi, no es algo mio, sino de mi cuerpo expropiado y por tanto decisión de otros. Mi virginidad ha de ser mía y no tendría que llevársela ningún hombre consigo si no es esta mi decisión. Podría perderla con alguna mujer, o incluso romperla y destrozarla yo misma, sin necesidad de nadie, puesto que debería de ser mi cuerpo y no de nadie. Pero darme placer a mi misma está prohibido, mis consecuencias serían estar mal vista, de nuevo soy algo impuro, soy algo despreciable, pues soy una mujer, y mi cuerpo no es mio.
No puedo vestir mi cuerpo, ni desvestirlo con quien me plazca cuando me plazca, ni si quiera puedo tocarlo. Así es, que siento que este cuerpo no me pertenece.