jueves, 21 de junio de 2018

Hoy volveremos a reir.

Quiero perderme, confundirme de nuevo en la noche, despistarme entre farolas y corromperme por los bares. Descuidaré de nuevo mi vida para que de pronto aparezcas tú, como un pequeño torbellino arrasando con toda serenidad. Para que me arropes en imprudencia, para dormir entre sábanas de insensatez. Para crear de esta historia un disparate.
Mis veinte años aparecen cuando me miras de frente y me apetece gritar. Y entonces bailamos, jóvenes, gritando por la libertad. Soñando con rozar el cielo sin si quiera tener alas. Soñando con utopías, con ser feliz todos los días. Y entonces, salto hacia a tí, demente de mí, reconociendo mi adicción, ahora mi droga favorita es tu satisfacción. Eres mi buena y mala suerte.
Desobedeceremos de nuevo, hasta que nos pare la policía, hasta que nos echen de los bares. Hoy me quitaré el sujetador y enseñaré las tetas en mitad de una calle. Hoy usaremos las lenguas y nos aturdiremos al cerrar los ojos. Hoy jugaremos a ser libres. Jugaremos tanto que no podré con el peso de mis piernas, mientras me llevas de vuelta a casa, mientras de nuevo, me cuidas.
Y tiraremos nuestros cuerpos de agujas en el portal a la espera de un ascensor que nos eleve de nuevo a las nubes. En él, me arrinconaras en la esquina envuelto en placer. Yo me divertiré con los botones mientras mareamos la dopamina. Para entrar en la cama, escuchar punk y no follar. Para dormir llorando entre tus brazos.
Hoy haremos estupideces, como que me hagas cosquillas para acabar cayendote del sofá, como poner voces raras y cantar mal, como no comprar mechero para dejar de fumar o pintarte los labios con el fin de besarte después.
Nos meteremos en la ducha, completamente desnudos, sin miedo alguno a ser feliz, para recrearnos con el agua y la espuma.
Hoy volveremos a reír.