domingo, 22 de enero de 2017

Tus ojos.

Miro tus ojos. Los miro porque implica sentimiento. Los admiro, los contemplo, los gozo, los disfruto. Son tus ojos tristes como la realidad pura del mundo, como la verdad infinita, como la certeza universal. Pero son tus ojos tristes, con esa caída libre, los que me hacen renacer de cenizas y me enseñan a vivir sin demora, dejando a un lado esta oscura soledad marchita que atormenta mis sueños, para repletar mi vida de color y de alegría. A veces pienso que son tus ojos los que absorben mi quebrantada desdicha. A veces pienso que son tus ojos los que absorben mis temores y melancolías. Pues el consuelo llega tras mirarlos, como la marea baja, como el fin de una tormenta. 
Son esas claridades de tu iris, azul como el cielo eterno, las que me dan alas. Vuelo, alto y lejos. Sintiéndome libre. Sintiendo demasiado suelo bajo mis pies, sintiendo demasiado aire para respirar. Sintiendo el vértigo en el final mis talones. Así es que me sumerjo desnuda en las cavidades marinas que se esconden en tu iris. Me escondo en pequeños cráteres de agua oscura. Refugiada. Noto la frialdad de tu rostro. Comienza a faltarme el oxígeno. Angustia recorre mi cuerpo. Me apresuro a nado hacia una superficie inexistente. Verde, color esperanza. Deleito sobre ella, hasta enloquecer irremediablemente. Me alzo en pie y me lanzo al interior de tus pupilas para perderme sin algún remordimiento en tu disparatado universo. 

2 comentarios:

  1. Es precioso! Te expresas genial.
    Nunca dejes de escribir!

    (Soy Sara, la chica de Instagram que te habla por privado).

    Yo también tengo un blog

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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