viernes, 22 de enero de 2016

Aquella horrible pesadilla.

Al fin pude abrir los ojos, despertar de aquella horrible pesadilla. En la cual, trataba de agarrarte, mis manos no paraban de desangrarse. Tus afiladas espinas clavaban entre mis dedos, teniéndome que alejar, rompiendo siempre a llorar. Al fin acabó esa odiosa pesadilla en la que todo nos salía mal, y moriamos frutrados por ese blanco frío de invierno. Ese frío de mis pálidas manos sin poder rozar tu cálida piel.
Cuán breve será el tiempo que nos quede, que ahora, despierta y cegada por tu luz, no perderé ni un minuto, pues todos y cada uno de mis suspiros serán tuyos. Cautivada por tu mirada, hechizada por tu sonrisa. Aqui te reclamo en mi vida, no más partidas, no más falsas despedidas. Quedate a mi lado, dame de la mano. Fuerte, muy fuerte. Que no quiero volver a perderte. Seguiremos este camino, con baches, curvas, piedras. No importa. No, no me importa nada más que quererte, nada más que me quieras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario