sábado, 13 de enero de 2018

Eva.

Dicen que Dios nos creó a su imagen y semejanza, el hombre es la imagen de Dios hecho carne. ¿Y nosotras? Nosotras solo somos algo parecido. Nos dijeron que salimos de sus costillas, mientras, damos vida desde nuestro útero.
No entendía el por qué a todo esto, no entendía por qué trataban de quitarme valor.¿Por qué me hacían sentir inferior?
Tentada por la serpiente de mis ideas, quise obtener el conocimiento, entonces entendí por qué aquel fruto estaba prohibido. Dios era hombre. Dios nos quería en la ignorancia para ser sus siervas y esclavas. Dios nos quería sumisas. Mientras nosotras le amábamos, el y su ejército de hombres nos gobernaban. Asustada por tal barbarie, le ofrecí del fruto a Adán, para así, viera él el malvado plan. Quería solo que fuera mi aliado, que luchará a mi lado por una igualdad.
Sin embargo, nos expulsaron del “paraiso” por conocer la verdad. Fui considerada portavoz del mal, frente al hombre, que fue tomada como víctima de mi persuasión. Me culparon de introducir el pecado en el mundo.
Así es, querido Nietzsche, que si te preguntas por qué Dios ha muerto... A Dios lo maté yo.
-Eva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario