martes, 9 de febrero de 2016

Mierdas que flotan de una cabeza ahogada.

Y no, no puedo. Lo minutos se hacen eternos al saber que no te tengo, que no te tendre de nuevo. El saber que realmente nunca te tuve.
Dicen que no tengo corazón, y es que tu te lo llevaste. Ahora mis ojos en blanco y vacios se quedan sin alma porque ya no hay estrella que guíe mi camino. Y me quiero, claro que me quiero, que valgo la pena. Por ello huyo, me convierto en aire, así sentiras la necesidad de tenerme. Asi serás como el viento, no podre verte pero si sentirte. Sentir que en cualquier lugar del mundo en el que te encuentres serás feliz, como pajaro sin jaula. ¿Luchando por una muerte digna? Más bien, abandonando una vida por cavar tu propia tumba. No importaban tus metas, yo estaría allí esperandote en cada descanso. Pero no, ya no. Decidimos acabar con el dolor. O quizás profundizarlo. O quizás no.
Dudas asaltaron nuestras cabezas, ahora mi soledad es instensa, no hay quien coja mi mano, ni me de unas buenas noches, ningun beso que me haya sanado. Echando en falta conversaciones que derivaban a otras y duraban dias enteros. El hacer cualquier locura por estar a tu lado, solo porque merecía la pena echar el rato, por esos cigarros bien apagados, que acababan con polvos bien echados.
Con ganas de salir a correr y volver a tu lado, luchar por tu amor, por ser tuya, por ser mio, por ser uno y no dos. O ganas quizás correr en dirección contraria, refugiarme en el arte que nunca me falla, y en brazos que no aman. Sin volver a querer a nadie.
No se como seguir, pero por favor que acabe este instante.

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