viernes, 19 de febrero de 2016

Querido Leo.

Querido Leo, tu que me haces sucumbir bajo tus obras, devolviendome la vida desde tu bóveda celeste, desde un cielo inexistente. Que me haces padecer recordándome mi trágico presente en el cual vivo encerrada sin poder acceder a tu tiempo. Que sin duda alguna viajaría a la Italia del Renacimiento, para poder pasear tranquila por Florencia, observando la belleza de todas las obras del taller, de tu maestro, Andrea. Hace ya 497 años de tu partida, todo a cambiado mucho desde que te fuiste. Ya no queda nada por inventar que pueda ser beneficioso para nuestra tierra. Tus armas evolucionaron hasta arrasar ciudades enteras produciendo radiaciones a los pocos sobrevivientes de las ondas expansivas. Tus pequeñas invenciones procedentes de tu gran inteligencia ya no son una defensa sino una amenaza convirtiendo a la humanidad en grandes monstruos que matan con la finalidad de obtener el bien material más preciado que es el dinero.
Ambos cautivados por el humanismo que nos da la libertad. Prefiriendo siempre un pensamiento crítico y pruebas de racionalismo, ante cualquier doctrina establecida o la misma fe. Defendiendo cualquiera que sea noción de libertad o progreso.
Mi querido pintor, escultor, ingeniero, geómetra, grande entre los más grandes, mi artista. Mi dulce visionario que cuya realidad no fue marco adecuado para el desarrollo completo de tus cualidades. He de decirte que ya no queda arte por inventar, tras toda la historia comenzando por el antiguo egipto, la época clásica, la fuerza de un imperio romano, de las religiones como el islam y el cristianismo unido con la arquitectura románica y gótica, llegó tu tiempo. Ese bello Renacimiento repleto de grandes artistas como Miguel Angel, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli, Tiziano o Gioto entre muchos. Todos pasaron a la historia, todos fueron conocidos por su gran delicadeza, por su gran don. Grandes los Medicci, proporcionando en Florencia tal belleza gracias a tu arte y el de muchos.
Aquí, en mi pais, en mi tiempo, gobierna la Reina Desídia, la cual solo proporciona incultura y un dichoso “arte” contemporáneo. Ahora los artistas solo lo son por el título, creen que poner chapas en el suelo y contratar a un hombre para que orine sobre ellas dejando una mancha de óxido en el papel es arte, o si una mujer, modelo además, se introduce un huevo de gallina con pintura en su interior en la vagina, dejandolo caer sobre el papel después, también. He llegado a ver grandes barbaridades, comienzo a creer que nos volvemos locos cuando giro la cabeza y veo que los grandes artistas se encuentran en un parque, dibujando a solas y sin ningún apoyo que les anime a subir su escala social. Que los verdaderos artistas, y no los que estan arriba vendiendo basura por arte, tenemos una fama muy mala, generalizan con nosotros sin saber que cada persona es una, con unas manías y costumbres independientes del resto. A muchos dejan de verlos como artistas para verlos por vándalos, a muchas las dejan de ver como artistas para verlas como “sueltas”, sin saber que el cuerpo es solo carne y no un objeto exclusivamente sexual. En otros paises pagan para que “grafiteros” hagan arte urbano en un enorme muro que quizás ya sirva para poco. En mi pais, por ejemplo, aunque el muro valla a derribarse al día siguiente, se considera vandalismo. Si un hombre hace arte con su propio cuerpo, atreviendose tanto como con la fotografía, el body paint o simplemente siendo modelo artístico no suena tan criticable como si lo hiciese una mujer. Es triste que mentalmente evolucionemos tan poco con el paso de los siglos. Así como ya hiciste tu en tu tiempo revolucionando a toda persona que se encontrase a tu alrededor, con tus grandes dotes de inteligencia y tu forma tan abierta de pensar, yo trato de conseguir dar un paso más en mi tiempo, buscando un derecho de igualdad para todo y todos, y mantener el derecho de la libertad de expresión, respetando siempre al prójimo, ya que mi libertad acaba donde la del otro comienza. Guíame solo con tu ausencia, con esa esencia que dejaste en el aire, para conseguir una revolución como buena formadora libertina, eterna soñadora.

Para Leonardo Da Vinci,
“el genio adelantado a su época”.

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