jueves, 3 de marzo de 2016

Amor vanguardista.

De forma expresionista mostremos nuestras emociones, nuestros sentimientos más intimos como El Grito de Munch. Encerrados sucumbimos bajo el agonizante futurismo, «matemos el claro de luna» suena en sus cabezas rodeadas de incertezas. Así me sumerjo en surrealismo, en la búsqueda de la liberación de impulsos reprimidos, bajo una escritura automática, dejando a mi mano escribir.
Crearemos nuestra propia realidad llena de irracionalismo, huyamos hacia la libertad llena de cosmopolitismo. Que La voz es a debida, con única Razón de amor, dejando como Salinas un Largo lamento.
No necesitaré ningún Manual de espuma de Gerardo Diego, porque sufro la bipolaridad de Jorge Guillén, que de pronto grita con entusiasmo que el mundo esta bien, de pronto un Clamor sujeto de miseria y dolor “este mundo del hombre, está mal hecho”.
Poco a poco, al igual que Dámaso Alonso serás Hijo de la Ira, porque como decía Vincente Aleixandre sumido en un verso libre tengo Espadas como labios. ¿La destruccion o el amor? No se que podrá ser mejor, aun así vallamonos a la única Sombra del paraíso. Como el apasionado, romántico y bequeriano Luis Cernuda, disfrutemos de los Placeres prohibidos  escondidos en cualquier lugar Donde habite el olvido. Hazme volar Sobre los ángeles del cielo de Alberti, bajo El rayo que no cesa en la vista de Miguel Hernandez.
Como Poncela poseemos no uno sino Cuatro corazones con freno y marcha atrás por si acelerar en sentidos contradictorios tuviéramos. Maldito sea El maleficio de mariposas que siento en mis oscuras entrañas enamoradas de esa cucaracha de otro mundo con caminos bifurcados. Aun así, no importa lo que opine El público de Lorca, celebremos Bodas de sangre.

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