martes, 28 de junio de 2016

Segundo sueño.

Me encontraba en una terraza enorme. Era exactamente igual que la terraza de mi casa, pero como ocho veces más grande. Había un montón de gente. Entre ellos conocidos y amigos. Mis amigos de la escuela me rodeaban y hablaban. Estábamos todos alegres, todos contentos, celebrando algo. Yo aun no sabía el qué. Justo al lado de mi pandilla, estaban todos tus amigos. El chico del pelo verde, ese que en su día echábamos la culpa de habernos enamorado, el chico que si no fuese por él, nuestros labios nunca se hubiesen rozado. Ese chico me tomó del brazo y alegremente me dijo: Oye Inma, tengo una sorpresa para ti.
De pronto apareciste detrás de él, como de la nada. No te di tiempo ni a hablar cuando ya estaba abrazada a ti. Mi sonrisa aumentaba por milésimas de segundo, pronto casi llegaría a las orejas.
-¡Eh! ¡Mirad! ¡Que está aquí!-Grité con entusiasmo. Toda la gente se acercaba, todos venían a saludarte.
-¿Que pasa "bro"?- Preguntabas de uno a uno- ¡Hey, hermanito!- Les decías a otros- Te quiero muchísimo hermano- Les seguías diciendo. Uno a uno iban saliendo de aquella fantástica terraza. Entonces quedamos los dos solos. Nos sentamos en el suelo, un enorme sol radiaba solo para nosotros. Saqué mi móvil, comencé a enseñarte todos los dibujos que te había hecho desde que te fuiste.- Inma, te los curras un montón, dibujas genial, vas a llegar muy lejos- Me dijiste mientras yo me sonrojaba cada vez más y más.
-Todo lo que hago lo hago por ti, ¿Recuerdas?- Mencionandole así la letra de la canción que siempre cantábamos. Entonces te miré a los ojos, quedé seria, y sin pensarlo, volví a abrazarte, esta vez más fuerte que nunca. Comencé a llorar.- No te vuelvas a ir más por favor- te suplicaba- ¿Sabes cuanto te he echado de menos? ¡No te haces una idea! ¡Te quiero un montón!- te grité a la cara, seguido de tu nombre. Entonces me abrazaste y de la forma más dulce y cariñosa que haya me diste un beso en la frente, haciéndome sentir totalmente protegida, haciéndome ver que siempre serás mi ángel de la guarda.
-Yo también te he echado muchísimo de menos mi niña preciosa, sabes que te quiero más que a nada chamaquita, pero no puedo quedarme. Lo siento, trataré de visitarte a menudo, pero ahora tengo que irme.
Y justo tras terminar sus palabras, volví a abrir mis ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario