sábado, 24 de octubre de 2015

Mis entrañas piden más.

Ahora que ya ha pasado la tormenta, ahora que ya nada me afecta, ahora miro hacia tus ojos de menta. Ojos llenos de desvelo, ojos por los que ya nada siento. Porque ahora descubrí que a esta ninfa de arboles frutales ya nada le para. Porque aunque robes mis doradas manzanas ya no eres eterno querido Hércules. Poco a poco me fui quitando las telarañas, ahora me gusta mi sonrisa, me miro en el espejo y no me siento una extraña. Me di cuenta de que el miedo puedo romperlo con tan solo un portazo. Después de toda tu mierda mis ojos se cansaron de ser llanto. Aprendí a quererme como nadie me ha querido, puedo alcanzar el cielo sin mirar lo alto que queda del suelo. Vivo en bosques, sin embargo, sola ya no tengo miedo. Llegó el frio invierno. Miré al cielo. 'Te echo de menos' le dije al aire. Y ahora este frío no me lo quita nadie. Mi cama se hace gigante y en ella solo me pierdo yo. Me costaba abrir los ojos, aun lo hago, poco a poco. No quiero que al abrirlos te siga viendo cerca. Decidí guardarme tu recuerdo como un profundo secreto. Fue dulce sentirte dentro. Pero ya estuve durmiendo a kilometros bajo tierra y hoy decidí dormir sobre las nubes. Hoy para mi la burra grande, ande o no ande, que solo la quiero para dar coces a todo aquel que se atreva a abrir mi herida ya cosida. Porque no volveré a dejar que mis lagrimas me impidan ver toda la belleza que me ahoga en mi exterior. Que me gusta respirar el dulce olor de tierra mojada, viendo como las curvas de una carretera me invitan a viajar y sintiendo que todo mapa se hace pequeño.

Mis entrañas piden más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario