martes, 5 de abril de 2016

Con los ojos cerrados.

A veces son nuestros propios ojos los que no nos dejan ver la realidad. Mas no queda otra salida que de nuevo despertar. Afrontar a duras penas la pesadilla vivida y de nuevo renacer. Con el tiempo Dios dirá.

Ahora toca sucumbir bajo litros de pintura antes de morir en el propio mar de lágrimas. Me refugio en el arte que proporciona su protección. No me aferro a un pasado aunque mis ojos no me dejen ver un futuro mejor con atención. Seguiré el camino con los ojos cerrados sin miedo al error. Sabiendo que mi peor enemigo solo soy yo. Recordaré a los que dejé atrás como un intento de hacerme mejor, pues realmente lo que no te mata te hace más fuerte. Tras tanto daño enfrentado con mi sonrisa, seré inmortal.

Ahora barro las penas con un pincel, mientras sigo dibujando corazones sobre el papel, exclusivos para él. Pues es la fuerza que impulsa a mi mano para inundarla en tinta. Mano que busca ansiosa belleza jamás existida. Mano que tras su muerte desea ser recordada con la misma humildad de Van Gogh, la incomprensibilidad de Picasso, y los misterios de Da Vinci.

No hay comentarios:

Publicar un comentario