sábado, 2 de abril de 2016

Enormes alas doradas.

“cuán presto se va el placer,
cómo después de acordado da dolor,
cómo a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado fue mejor.”

Nunca creí encontrarle tal valor ha ciertas palabras de Jorge Manrique. Pues no se conoce tal dolor hasta que no arde en tus propias venas. Que poco puedo arrepentirme más de no haberte amado más aun de lo que ya te amaba. De no haberte dado un beso por cada sonrisa que me regalabas.
Te regalé mis palabras en vida, y no dejaré de hacerlo. Pues fuiste y serás siempre mi perpetuo desahogo, mis eternas fuerzas de seguir adelante dedicandote todas y cada una de mis sonrisas. Nunca dejarás de ser mi guía, pues allá donde estés serás mi angel de la guarda. Aquel que me protege con sus enormes alas doradas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario