jueves, 5 de noviembre de 2015

Dulce placer que me inspiras.

Yo andaba loca por él océano buscando una isla dónde encontrar libertad. Buscando un amor sin drama real a quien pudiera amar a mi manera, sin problemas al subir la marea. Con los ojos rojos como amapolas de no haber dormido, de pronto, choque contigo. Ni mil ojos podrían haber provocado en mi tanta brutalidad carnal. A 2 centímetros nuestras bocas, te miraba, te hacias el tonto sin más. Yo metía la mano en mi bolsillo, buscando restos de pitillo, y me ponía a fumar. Tras un techo y rock de fondo al fin tu boca se dejó estallar. Un río de agua fresca fue tu saliva al rozar mi paladar. Ya no me puedo despegar, ni dejar de soñar, dejar de aullar bajo tu luna. En ese eterno firmamento, retratarte desnudo para hacer un cielo más bello en un mundo tan crudo.
He decido hacerme una casa dentro de tus pensamientos, y es que cada vez que me ves ahí dentro reniego del viento, sufro por no saber para el tiempo. Prometo ser la espuma de un baño con velas, darte la gloria, quitarte las penas, y matarte a ternura. Solo quiero ser un vicio, mayor que la cerveza, quiero que te enganches a mi boca de fresa.
Quiero que me comas a versos bajo las sabanas de tu lírica, para así sacarme el graduado entre tus piernas. Que te corras en mi prosa y finalizar orgasmenando una balada.

Dulce placer que me inspiras.

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